Cuando te das cuenta que no podrás entrar en su vida, que esta mujer es ingobernable y no está dispuesta a dejarse cuidar, no soportas vivir sin ella.
Es un amor intenso y doloroso porque te quiero más allá de lo carnal.
Y si un verso melancólico sellará nuestra despedida que sea el que lleva el nombre de aquella estrella insondable.
Anuari
I
Apareciste Anuarí, cuando yo con mis ojos ciegos y las manos tendidas te buscaba.
Apareciste, y hubo en mi alma un estallido de vida. Se abrieron todas mis flores interiores,
y cantó el ave de los días festivos.
Me amaste, Anuarí, y alcanzé la Gloria suspendida en tus brazos.
Desapareciste, y quedé sola, los ojos naúfragos en noche de lágrimas.
Bondadosa ha vuelto tu sombra, entre ella y el sepulcro espera una hora mi alma.
Apareciste Anuarí, cuando yo con mis ojos ciegos y las manos tendidas te buscaba.
Apareciste, y hubo en mi alma un estallido de vida. Se abrieron todas mis flores interiores,
y cantó el ave de los días festivos.
Me amaste, Anuarí, y alcanzé la Gloria suspendida en tus brazos.
Desapareciste, y quedé sola, los ojos naúfragos en noche de lágrimas.
Bondadosa ha vuelto tu sombra, entre ella y el sepulcro espera una hora mi alma.
Y en el final de los finales siempre entenderé que el anuarí que lleva tu alterego lleno de magia siempre será el que te devolvió la vida en tu antigua vida
Comentarios
Publicar un comentario