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Compañera

Solo con la guía de mi intuición, desde mi ser, te escribo. Sobrevivo, al igual que tú, a lo que ha pasado y lo que está pasando; hemos navegado largas noches en nuestras oscuridades, y en la tragedia griega de nuestros pensamientos, alcanzamos sobrevivir la odisea que nos cabalga en la mente. Esta tarde estuve solo, soledad cansada, trasnochada y solitaria, y en una vorágine inspirada escribo desde un riel de notas que me regala la guitarra, un riel dulce y amable que me permite arrullar las aguas. Finalmente h e logrado llegar al centro de esta cumulonimbus que antes anunciaba la tormenta, solo gracias a la brújula de una memoria emocional que se abre como cobijo en medio del aislamiento que esta vez no he elegido. He llegado a un núcleo de luz en donde te he encontrado y te he vuelto a ver, re significada, resuelta, hermosa, altiva, arrulladora, vulnerable, inofensiva y amada; la verdad es que siempre te encuentro allí cuando quiero sentirme feliz -en paz- .  Pensaba e

Sombrerero - 09/2019

Estoy loco por ti, al parecer me convertiste en tu sombrerero, vi aquel un bolso lleno de los que dejé, esa fue mi manera de cuidar tu rostro del sol para cuando no pudieras refugiar tu mirada bajo mi mentón. De alguna manera ese hilo rojo del que tanto hablan los adolescentes, comenzó como un fino filamento rojizo en nuestra pubertad y fue creciendo hasta convertirse en un frondoso, y tal vez irrompible, telar. En el ayer, y especialmente en el ahora, cada vez que dos ideas surgen en mi mente, en medio aparecen tus ojos que flotan y danzan azules entre ellas, no hay dos pensamientos hilados sin que estén  pintados de colores. Desde el día en que nos elegimos no volví a pensar en nada que me alejara de ti. Una especie de alocada sinapsis, o tal vez un desorden químico en el seno de mi memoria mas prístina y emotiva me guían a ti, me impiden ir muy lejos sin asegurarme de que te llevo conmigo. Haces que me pierda en tu mirada, en tus palabras y sobre todas las cosas, me pierdo en tu

Marejada - 22 de octubre de 2018

Recorriéndote, Quiero que muerdas mi carne, Salada y fuerte, Que empieces con mis brazos robustos como ramas de árbol, Que sigas por este pecho con el que sueñan tus sueños húmedos Por este pecho cueva donde se esconde tu cabeza hurgando la ternura, Este pecho que suena como tambores cuando te acercas, que arde como lava cuando lo muerdes Que te quedes en él un rato largo enredando tus manos en este bosque de arbustos que me crece suave, ensortijado y negro sobre la piel desnuda, creando el sendero que te llevará a aquel lugar secreto donde encuentras el espasmo, y la explosión, y el orgasmo. Que sigas después hacía mi ombligo, hacía este centro donde empieza el cosquilleo, que me beses, que me muerdas, hasta llegar allí, A ese lugar apretado y secreto, que se alegra ante tu presencia, que se adelanta a tu llegada, que se levanta para recibirte, Y va a ti con toda mi dureza de macho enardecido. Que luego bajes a mis piernas firmes como tus convicciones gue
Olvidé el mate y los insomnios en el lugar donde van las cosas perdidas, donde la integridad se despedazaba convirtiendo la silueta en un triste mosaico de tableros de ajedrez... ahora en el comercio de los que agotaron los delitos me declaro quebrado, con insolvencia de soñar; los que alguna vez me conocieron dirían que fui un dilapidador de sueños enteros y que ahora en la plaza reparte migas de pan...

Día 16

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Desde que me dijiste que debía irme hasta hoy han pasado 16 días. Un millón seiscientas mil veces ha latido mi corazón en esta procesión aterrorizada, con el llanto encadenado a la garganta, simulando una sonrisa serena, esperanzada, mientras miro consumirse la vida que amaba, temiendo, interrogando al recuerdo de tus ojos azules de cielo despejado, de acuarela de tatuaje, del mar y de la playa. Eras la mujer que me hacía sentir hermoso –hermoso eres, me decías siempre-. Quizás eso que parece trivial a muchos, fue lo más intenso de nuestra relación, era tan importante para mi que la mujer que amo me hiciera sentir hermoso, y deseado, deseable, conmovedor, vivo. He suplicado tanto por un milagro, por un año más de vida juntos, he ofrecido todos los años que quedan por vivir contigo nuevamente. Y ahí estas simplemente, lejos de mí. Ahí estas mi mujer, mi amada, mi compañera, mi calor de noche, mi despertar a boquita de pato, mi olor a sativa, mi abrazo, mi cansancio, m

Incurables

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mis pupilas de bohemio aguardan las esmeraldas de tus ojos sintiéndote de verdad, de verdad impura, transparente y sin acomodos, ya no podemos ser de otro modo, no podemos transformar nuestra estructura, en tus entrañas fulgura la obsesión de un pensamiento que es reflejo del hambre sexual que siento en mi cerebro encendida... es incurable nuestra vida, somos y seremos sexo hambriento...

Hacer el amor

Hacer el amor es nacer en tu seno, es despertar en cada trocito de pellejo, es apuntar al todo despojándose del pasado y de los recuerdos.  Es circunscribirse a la piel que aguanta la carne sobrecogida, el grito, las arrítmicas oleadas de sangre, los veleros sin amarras, es la lava del volcán, es la voz ronca que susurra rebuznos y gemidos.   Hacer el amor es abrasar el instante, es desplegar las alas en un abrazo contemplando desde lo alto la trémula piel que nos dibuja para luego aterrizar en tu paisaje y aplastar violentamente la tierra con nuestros cuerpos. Hacer el amor es abstraerse religiosamente a los deslindes de nuestro propio dibujo sin permitirnos escapar de esa silueta que lo aprisiona todo y todo lo contiene como si nuestro orgasmo fuera una implosión suboceánica que deja vestigios del paso de la guerra; Que entren las explosiones, que no salga ninguna, que estallar dentro de ti sea me convierta en kamikase. Hacer el amor es hacer que mis pasos pavimenten