Palabras




Escribir las palabras siempre fue un castigo
leerlas redime
y arremete la garganta
hasta que se derriten las pupilas
llorando la saliva

En su alfabeto 
todo era sinónimo de angustia,
la enciclopedia del dolor.

Me sumerjo en los conceptos
y las perdono mil veces
y las odio mil más...
Es su juego, 
son las reglas del que sufre,
del que juega,
de quien transgrede compasiones,
donde no hay derrotas
ni ganadores.

Son las palabras como hachas
que parten los sesos
se desayunan el pensamiento,
asfixian el instinto,
manosean las emociones
las degeneran en sentimientos
y nos abandonan con ellos,
en ese segundo,
ese solitario segundo 
que demoran,
cuando la mandíbula las despide
y da la bienvenida a la que sigue.

Malditas palabras
que reemplazan la mirada,
malditas palabras 
que sustituyen la carne...

Malditas esclavas de la ausencia,
palabras puercas, 
arquitectas de lo intangible.

Malditos poetas que las repiten
como rosario, 
que las cargan como cruz,
que las estornudan como flema,
y las esparcen
contagiando la ausencia,
nocivos poetas portadores de palabras.

Palabras soberbias,
tristes terratenientes,
el río fluía antes que les dieran nombre,
el ave era una con los cielos
antes que le pusieran grilletes,
el tiburón olía la sangre
antes que le bautizaran los dientes.

Palabras manipuladoras,
le quitaron la bondad al hombre,
arrebataron su naturaleza
como se arrebatan de la lengua del poeta.

Palabras Malditas,
palabras Maldecidas,
las perdono mil veces
y las odio mil más...


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