El Porqué de muchos...
Si tapo mi cara con un trapo no es por miedo, es por vergüenza.
Y no a mi piedra, sino a tu amenaza.
Esa que evita el diálogo, a ese ultimátum que sin querer nos diste: “Se acabó el tiempo de las marchas”.
¿Bajo qué autoridad detienes el tiempo de la historia?
Es cierto, no soy estudiante.
Soy un infiltrado en esta marcha, no pertenezco a sus distinguidos planteles.
Soy el desecho de este “orden”, soy flaite y de los duros (literalmente).
No intentes explicarme.
A golpes me educaron y a golpes pretendo enseñarte.
No conozco otra vía.
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