Lanza unas monedas sobre tu hombro, donde han de caer has de construir tu sendero, será la señal que guíe tus pasos, ese será el camino. No arriesgas nada pues no tienes nada que perder.
Solo con la guía de mi intuición, desde mi ser, te escribo. Sobrevivo, al igual que tú, a lo que ha pasado y lo que está pasando; hemos navegado largas noches en nuestras oscuridades, y en la tragedia griega de nuestros pensamientos, alcanzamos sobrevivir la odisea que nos cabalga en la mente. Esta tarde estuve solo, soledad cansada, trasnochada y solitaria, y en una vorágine inspirada escribo desde un riel de notas que me regala la guitarra, un riel dulce y amable que me permite arrullar las aguas. Finalmente h e logrado llegar al centro de esta cumulonimbus que antes anunciaba la tormenta, solo gracias a la brújula de una memoria emocional que se abre como cobijo en medio del aislamiento que esta vez no he elegido. He llegado a un núcleo de luz en donde te he encontrado y te he vuelto a ver, re significada, resuelta, hermosa, altiva, arrulladora, vulnerable, inofensiva y amada; la verdad es que siempre te encuentro allí cuando quiero sentirme feliz -en paz- . Pensa...
Hacer el amor es nacer en tu seno, es despertar en cada trocito de pellejo, es apuntar al todo despojándose del pasado y de los recuerdos. Es circunscribirse a la piel que aguanta la carne sobrecogida, el grito, las arrítmicas oleadas de sangre, los veleros sin amarras, es la lava del volcán, es la voz ronca que susurra rebuznos y gemidos. Hacer el amor es abrasar el instante, es desplegar las alas en un abrazo contemplando desde lo alto la trémula piel que nos dibuja para luego aterrizar en tu paisaje y aplastar violentamente la tierra con nuestros cuerpos. Hacer el amor es abstraerse religiosamente a los deslindes de nuestro propio dibujo sin permitirnos escapar de esa silueta que lo aprisiona todo y todo lo contiene como si nuestro orgasmo fuera una implosión suboceánica que deja vestigios del paso de la guerra; Que entren las explosiones, que no salga ninguna, que estallar dentro de ti sea me convierta en kamikase. Hacer el amor es hacer que mis pasos p...
Recorriéndote, Quiero que muerdas mi carne, Salada y fuerte, Que empieces con mis brazos robustos como ramas de árbol, Que sigas por este pecho con el que sueñan tus sueños húmedos Por este pecho cueva donde se esconde tu cabeza hurgando la ternura, Este pecho que suena como tambores cuando te acercas, que arde como lava cuando lo muerdes Que te quedes en él un rato largo enredando tus manos en este bosque de arbustos que me crece suave, ensortijado y negro sobre la piel desnuda, creando el sendero que te llevará a aquel lugar secreto donde encuentras el espasmo, y la explosión, y el orgasmo. Que sigas después hacía mi ombligo, hacía este centro donde empieza el cosquilleo, que me beses, que me muerdas, hasta llegar allí, A ese lugar apretado y secreto, que se alegra ante tu presencia, que se adelanta a tu llegada, que se levanta para recibirte, Y va a ti con toda mi dureza de macho enardecido. Que luego bajes a mis piernas firmes como tus convicciones gue...
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