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Amigue

Amigue, te escribo ahora un poco ebrio. Sé que en este momento te sientes tan sole como yo, o tal vez lo creo... si estoy equivocado dímelo. Transitar la vida con la mano extendida esperando otra mano que transita por la vida con su mano extendida. Será justo para nuestra mano, y para aquella mano transitar asoladas, desgastadas, maltratadas y solas? No te pasa a ti lo mismo? no transitas solitaria, incomprendida y resignada? no te rodeas de mentes insuficientes, tozudas y obtusas.? no te sumerges entre ellas reclamándoles,  o quizás suplicando, por un instante de comprensión, esperando un reflejo,  añorando oír el digno rebate de una idea  -no de esos rebatuchos pusilánimes que lanzan como ilustres escupitajos- Catatónica, a la expectativa de escuchar que podrías estar equivocada,  o que podrías tener razón, o simplemente ser escuchada; como aquella vez hace años cuando te apasionabas por Lacan y me explicabas vehemente que "él le...

inspiración procrástinada

Eres astro recostado que suda mares cíclope arrodillado que me abraza tu boca preparada a la batalla quiere reír y no puede. quiere gritar y muerde. Dame ese bosquejo horizontal que esboza la silueta de tu alma, perlas filosas que acribillan tus labios ...entonces abre la boca. caleidoscopios son tus pupilas al morir en cada espasmo. bestias del tiempo nos obligan a coincidir bolas de nieves cubren tu vientre, se desdibuja el rostro, ya no eres ya no están artesanas manos que desmenuzan intempestivos deseos. Rondas infantiles ahora nos marean. fuegos efímeros meciendo la alcoba. agricultores de sabios ardores lascivos fósforos encienden tu alma al tocarte, mi mano se inmola sacrificios mundanos son las huellas rojas de las ásperas palmas.

La llorona

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Estando despierta tus ojos duermen porque aprendiste a llorar sin lágrimas a llorar de sonrisas, llorar de aburrimiento, llorar de vacío  -especialmente de vacío- a llorar todo el tiempo sin descanso a llorarlo todo sin humedecer las mejillas. Alguna vez aun inmadura te encontraste en sequía, ahora -por miedo instintivo- atesoras las lágrimas  para aquellos llantos de artista en la madrugada, en esos sublimes estallidos de eros y tánatos, luego de acabadas dos botellas, con labios purpuras y mirada perdida. Por eso tu llanto seco no acaba y tus ojos viven cansados, parpados pesados de grilletes esclavos del llanto que no empieza y no termina.